las rojas campanillas de las trepadoras enredaderas, á cuya sombra se 
resguardaban gran número de macetas en las que se criaban pintadas y 
caprichosas flores. 
--Siento no estar en Manila en esta ocasión,--dije cuando concluyó 
Enriqueta de darme aquellos pormenores. 
--¿Y por qué lo siente V.?--me replicó aquella. 
--Lo siento porque quizás cuando V. vuelva á Manila encontrará secas 
y mustias las flores, mientras que si yo estuviese allí las hallaría cual 
las dejó. 
--Mi ausencia será corta, pues mi cuñado trata de realizar su negocio, y 
nos volveremos en seguida; entretanto he dejado bien gratificado al 
guarda, con promesa de aumentar el premio, si á mi vuelta encuentro en 
perfecto estado el pequeño jardín que sombrea los dorados caracteres 
que señalan sobre el mármol el nombre de mi padre. 
Enriqueta al pronunciar aquellas palabras se quedó callada, vagando su 
mirada por el Océano en cuyo majestuoso desierto quizá evocaría su 
querida memoria. Hay silencios que deben respetarse. Enriqueta por 
largo tiempo no separó sus negrísimas pupilas de las azules ondas, cuya 
movible superficie retrataba las cenicientas nubes que preceden á la
noche. Esta bien pronto nos envolvió con sus sombras. 
--¿Conoce V. la provincia de Albay?--dijo Enriqueta rompiendo el 
silencio. 
--No, señora; es la primera vez que voy á ella, y lo hago como el que 
nada busca ni desea. 
--Ya deseará y buscará. 
Yo no pude sondear toda la intención de aquellas palabras. 
--¿Y piensa V. describir su viaje?--añadió Enriqueta. 
--No pienso escribir una línea más. Todos los hombres nacemos con 
una cruz que llevar y un calvario que recorrer, la cruz del escritor es 
muy pesada y su calvario muy largo, así que creo imposible el que 
vuelva á emprender tan espinoso camino. 
--Creo haber oído ó leído no sé en donde, que la palabra imposible no 
estaba en el diccionario español. 
--Si V. la borra del mío, de seguro no estará--repliqué no con malicia 
sino con ingenua seguridad. 
--De modo que si yo borro esa palabra, no habrá imposible para V.; 
pues bien,--me dijo con gran viveza,--queda borrada, escriba V. 
--¿Lo manda V.? 
--Si tuviera derecho para ello lo mandaría; Como no lo tengo solo me 
limito á expresar un deseo.--Al decir esta última palabra, sin duda 
creyendo había ido más allá de lo que se proponía, se levantó, dándome 
las buenas noches, al par que me tendía una de sus manos. 
--Puesto que V. me manda que escriba, escribiré--la dije, reteniéndola 
un momento,--y es más, la prometo que el primer ejemplar de mi nuevo 
libro será para V.
--No lo hará V. 
--Juro que sí. 
Al alejarse Enriqueta de mi lado experimenté un triste vacío dentro de 
mi alma. 
A los pocos momentos oí se cerraba su camarote. 
Dormí aquella noche, pero no cual la anterior: soñé que Enriqueta y yo 
arrancábamos juntos las gramas de la tumba de su padre. 
* * * * * 
Al amanecer del día 7 teníamos á la vista un extenso caserío. 
El Sorsogon disminuyó su marcha, evitando con grandes precauciones 
los bajos de que estaban sembradas aquellas mares. 
Una boya que se balanceaba á un tiro de pistola de un rústico pantalán 
de madera se puso al alcance de las maniobras del barco y ... ¡fondo! 
gritó el capitán, confundiéndose él ruido de hierro de la cadena, con el 
del bronce de dos campanas que tocaban en tierra. La una se alzaba en 
el torreón de la iglesia, la otra en la puerta de un almacén de depósito. 
La religión llamaba al cristiano, el trabajo convocaba al obrero. Aquel 
pueblo se despertaba á la voz de la fe y á la voz del trabajo. 
¡¡Sacrosanto lenguaje, que hace feliz á todo el que comprende!!.... 
Quico quedó en el encargo de recoger los equipajes. Luís y yo pusimos 
el pie en la plancha; nos columpiamos dos minutos sobre las movibles 
tablas del pantalán y pisamos tierra de Albay. 
Estábamos en Legaspi. 
 
CAPÍTULO II. 
La provincia de Albay.--Situación.--Etimología.--Pueblo de Albay--Su
aspecto--Casa Real.--La Administración de Hacienda.--El 
Tribunal.--La cárcel.--Su mala disposición.--Obras 
principiadas.--Principios humanitarios convertidos en 
inhumanitarios.--Monumento á Peñaranda.--La iglesia.--El Gogong y el 
Ligñion--La raza bicol.--Estadística. 
La provincia de Albay se encuentra situada en el extremo S. de la isla 
de Luzón; palabra cuya raíz es Lúsong, nombre con que se conoce el 
mortero en donde descascarilla el indio el palay; antiguamente el 
lúsong no solo era un utensilio doméstico, si que también un 
instrumento de guerra. Cuando había alarmas batían la cavidad del 
mortero con el mazo de su servicio, dando en sus broncos sonidos 
voces de alarma. 
Luzón según algunos cronistas se llamó isla Manila, tomando el 
nombre de la capital; otros, entre ellos el erudito Padre Colín, tratan de 
aclarar la noche de los tiempos queriendo ver en las islas Maniolas que 
marca Ptolomeo á los 142° long., en sus tablas geográficas    
    
		
	
	
	Continue reading on your phone by scaning this QR Code
	 	
	
	
	    Tip: The current page has been bookmarked automatically. If you wish to continue reading later, just open the 
Dertz Homepage, and click on the 'continue reading' link at the bottom of the page.