Viajes por Europa y América
by Gorgonio Petano y 
Mazariegos 
 
The Project Gutenberg EBook of Viajes por Europa y América 
by Gorgonio Petano y Mazariegos This eBook is for the use of anyone 
anywhere at no cost and with almost no restrictions whatsoever. You 
may copy it, give it away or re-use it under the terms of the Project 
Gutenberg License included with this eBook or online at 
www.gutenberg.net 
Title: Viajes por Europa y América 
Author: Gorgonio Petano y Mazariegos 
Release Date: September 18, 2004 [EBook #13492] 
Language: Spanish 
Character set encoding: ISO-8859-1 
*** START OF THIS PROJECT GUTENBERG EBOOK VIAJES 
POR EUROPA Y AMÉRICA *** 
 
Produced by Paz Barrios and the Online Distributed Proofreading 
Team. This file was produced from images generously made available 
by the Bibliothèque nationale de France (BnF/Gallica) at 
http://gallica.bnf.fr
VIAJES POR EUROPA Y AMÉRICA 
DE D. GORGONIO PETANO Y MAZARIEGOS 
PRECEDIDOS DE UN PRÓLOGO POR EL SR. D. PATRICIO DE 
LA ESCOSURA DE LA ACADEMIA ESPAÑOLA 
PARIS LIBRERÍA FRANCESA É INGLESA DE J.H. TRUCHY 26, 
BOULEVARD DES ITALIENS, 26 
PARIS.--IMPRENTA DE E. THUNOT Y Cª Calle Racine, 26, cerca 
del Odeon. 
1858 
 
A LA SAGRADA MEMORIA DE SU AMANTISIMO PADRE. 
EL AUTOR. 
 
A MI QUERIDO AMIGO EL SR. D. G. PETANO Y MAZARIEGOS. 
Mal inspirado está V., amigo mio, deseando que sea yo quien le escriba 
un prólogo para sus Viajes, libro que, por una parte, no necesita de 
ajenas recomendaciones por ser tan curioso y entretenido, como 
elegante y concienzudamente escrito; y que versa por otra sobre un 
asunto en el cual, mas acaso que en otro alguno, soy incompetente. 
Y ¡por Dios santo! que no se me alarme V. ni crea que hablo así ó por 
intempestiva modestia, ó por placer de sentar una paradoja. 
Nada de eso, amigo mio, nada de eso: dígole á V. lo que pienso, lo que 
es cierto: soy en materia de Viajes el mas incompetente de los mortales. 
Y sin embargo, ni puedo ni quiero negar, que pocos españoles hay tan 
asendereados como yo; porque en efecto, desde el «primer sollozo de
la cuna» hasta la fecha, pocos dias ha y quincuagésimal de mi vida, 
estoy corriendo por montes y valles, yendo de Ceca en Meca, 
«Sin encontrar en la tierra Un punto donde parar,» 
como dice al Don Juan del Hombre de Mundo el protagonista de 
aquella excelente comedia. Todo eso es cierto: niño aun, una 
persecucion política me traia primero á Francia, y luego á Inglaterra me 
enviaba: de regreso á España la vida militar paseándome primero de 
guarnicion en guarnicion, mas tarde con la guerra civil teniéndome 
siempre á caballo, hacíame correr una gran parte de nuestro pais, que 
despues acabé por decirlo así de visitar como empleado ó por negocios 
propios: cinco emigraciones, en fin, y algun viaje voluntario desde el 
año de 1840 hasta el dia, me han obligado de nuevo y repetidamente á 
visitar las antiguas Galias y la Gran Bretaña, y dádome ocasion para ver 
la Bélgica, Portugal y una parte de la Alemania. 
Pero ni eso es viajar ni Dios me ha hecho viajero, que entre los que tal 
nombre merecen y los simples viandantes como yo, hay una diferencia 
inmensa. ¿Viajan por ventura el correo de Gabinete, aunque pase su 
vida entera corriendo los caminos reales, ó el fatuo que á Paris viene á 
barnizarse las uñas y olvidar el castellano, sin aprender el frances? 
Viajar es un arte que supone un gran fondo de filosofía, un razonable 
capital de instruccion, el talento natural y la vocacion del observador, 
mucha rectitud de juicio, y tiempo ademas, y medios pecuniarios para 
utilizar todos los enumerados elementos. 
Suponga V. á un hombre siempre en movimiento mal de su grado; 
siempre habiéndoselas con la policía ó recelando tener que habérselas; 
preocupado el entendimiento por aspiraciones políticas; y con el 
corazon constantemente en el pais de que su mala suerte le aleja; y 
dígame en conciencia si tal hombre es ni puede ser nunca viajero 
aunque mas tierras corra que el mismísimo Judío Errante. 
Tal es mi caso, amigo mio: he caminado mucho y viajado poco: y no 
obstante, tambien como V. soñaba yo allá en mis juveniles años en el 
placer de los viajes; extasiábame con Robinson, deleitábame con
Rolando, no me detenia en engolfarme en el Viajero universal, y acaso 
acaso tuve mis tentaciones de tomar por modelo al Jóven Anacársis. 
Los únicos viajes que nunca me cautivaron fueron los del atildado 
alumno del insoportable Mentor, y todavía confieso á V. que no he 
podido reconciliarme con el célebre y para mí empalagoso libro del Sr. 
Fenelon. Pero vinieron los años y con ellos los trabajos; comencé á 
vagar y disipáronse naturalmente mis ilusiones de viajero. 
Mas dichoso V. que yo, mas perseverante en su vocacion, mejor dotado 
para su    
    
		
	
	
	Continue reading on your phone by scaning this QR Code
 
	 	
	
	
	    Tip: The current page has been bookmarked automatically. If you wish to continue reading later, just open the 
Dertz Homepage, and click on the 'continue reading' link at the bottom of the page.
	    
	    
