Un paseo por Paris, retratos al 
natural 
 
Project Gutenberg's Un paseo por Paris, retratos al natural, by Roque 
Barcia This eBook is for the use of anyone anywhere at no cost and 
with almost no restrictions whatsoever. You may copy it, give it away 
or re-use it under the terms of the Project Gutenberg License included 
with this eBook or online at www.gutenberg.net 
Title: Un paseo por Paris, retratos al natural 
Author: Roque Barcia 
Release Date: February 14, 2005 [EBook #15046] 
Language: Spanish 
Character set encoding: ISO-8859-1 
*** START OF THIS PROJECT GUTENBERG EBOOK UN PASEO 
POR PARIS *** 
 
Produced by Chuck Greif and the PG Online Distributed Proofreading 
Team. This file was produced from images generously made available 
by the Bibliothèque nationale de France. 
 
UN PASEO POR PARIS 
RETRATOS AL NATURAL 
POR 
DON ROQUE BARCIA. 
MADRID, 1863. IMPRENTA DE MANUEL GALIANO. Plaza de los 
Ministerios, 2.
ADVERTENCIA. 
Después de las infinitas sandeces y extravagancias con que los del 
vecino imperio acostumbran á pasar ratos tan frecuentes de buen humor 
á costa de nuestro país, apenas se concibe que no haya habido algun 
escritor español que dijera de ellos tantas verdades, cuantas son las 
mentiras que ellos han dicho de nosotros. 
Lo más que han hecho ciertos celosos escritores nacionales, ha sido 
vindicarnos de aquellas ingeniosas imposturas, de aquellos novelescos 
despropósitos, como quien repele una invasión extraña; pero ninguno 
(que sepamos) ha hecho una expedición á sus tierras, con ánimo 
deliberado de ver y de decir lo que por allí pasa, porque algo que 
merezca la pena de verse y de decirse debe pasar. 
Esto es lo que, con escasísimos recursos y muy endebles fuerzas, 
vamos á hacer nosotros. 
Ellos han venido á nuestra casa. Nosotros irémos á la suya, aunque hay 
una diferencia capitalísima en el pensamiento y en la intencion con que 
ellos han venido, y nosotros vamos. 
Ellos han venido á oler y fisgar, para decir luego entre los suyos, no lo 
que han visto, sino lo que han soñado, ó lo que han querido soñar para 
escribir una novela y producir un efecto cómico, á expensas de la honra 
de un pueblo noble y generoso, brusco quizá, inculto tal vez, pero 
generoso y confiado; tan generoso y tan confiado, que recibe con 
palmas y olivas á los que le insultan. 
Nosotros irémos á oler y fisgar, para decir sencilla y buenamente lo que 
hemos olido y fisgado. Si es malo para ellos, que tengan paciencia; si 
es bueno, con su pan se lo coman, y nosotros procurarémos comer 
tambien lo que podamos, porque lo bueno es pan que debe comer todo 
el mundo. 
Ellos han venido á burlarse. 
Nosotros irémos á estudiar. 
Ellos han sido novelistas. 
Nosotros serémos historiadores. 
Ellos han dicho la pura mentira, si es que hay mentiras puras. 
Nosotros dirémos la pura verdad; la verdad sin dimes ni diretes, á la 
buena de Dios, _á la pata la llana_, como dice la gente por estas buenas 
tierras de _Morería_. 
Las mil y una noches que ellos han contado de nosotros, repugnan de
tal modo á la evidencia de los hechos, que si no pusieran el nombre de 
nuestro asaeteado país, los mismos españoles no conoceriamos que se 
hablaba de España. Los mismos españoles creeriamos que se nos hacia 
la descripcion de cómo viven algunas tribus de la Polinesia ó de las 
Molucas. 
Lo que nosotros dirémos de los franceses será un retrato tan al natural, 
un retrato tan candorosamente parecido, que no habrá persona, por 
poco instruida que esté en materia de caractéres nacionales, que no 
eche de ver por instinto que hablamos de Francia, aunque nosotros 
supusiéramos que la escena pasaba en la Nigricia. Todo eso tendrémos 
á nuestro favor: pagarémos deudas antiguas, dando verdades á trueque 
de embustes, agradeciendo y recomendando lo que juzguemos que 
debamos recomendar y agradecer. 
Sufra, pues, el civilizadísimo Paris, el tan culto y refinado Paris, el 
Paris tan sutil, tan impalpable y tan vaporoso; sufra, decimos, que un 
tosco africano se le entre por las puertas, sin decir tú ni mú, ni saco de 
paja, y le desdoble ciertos pliegues, y le adivine ciertas cuitas, y le 
ponga el dedo en ciertas llagas, y quite la tierra de ciertas sepulturas, y 
descubra ciertos cadáveres. 
Lo vamos á decir con vergüenza; pero lo vamos á decir. Tenemos 
miedo, lo que se llama miedo, de vernos en Paris. Nos parece (y lo 
hemos anotado en nuestra cartera de viaje como un suceso previsto y 
corriente) que aquel coloso nos va á confundir con una mirada, si es 
que no se digna aplastarnos con un pié; y que aún cuando tenga la 
indulgencia de no aplastarnos ó de no confundirnos, no vamos á saber 
por dónde entrar, ni por dónde salir en aquel laberinto formidable; de 
todo lo    
    
		
	
	
	Continue reading on your phone by scaning this QR Code
 
	 	
	
	
	    Tip: The current page has been bookmarked automatically. If you wish to continue reading later, just open the 
Dertz Homepage, and click on the 'continue reading' link at the bottom of the page.
	    
	    
