dicen claram ente que debemos obedecer ciertas leyes 
específicas a fin de recibir ciertas bendiciones de Dios.
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Hay una ley irrevocablemente decretada en el cielo antes de la fundación 
de este mundo, sobre la cual todas las bendiciones se basan; Y cuando 
recibimos una bendición de Dios, es po rque se obedece aquella ley sobre la 
cual se basa.  (DyC 130:20.21) 
Es a través de nuestros propios esfuerzos que nos calificamos para recibir los 
diversos dones y bendiciones que provienen de los poderes del cielo. 
...los poderes del cielo,...no pueden ser gobernados ni manejados sino 
conforme a los principios de justicia.  (DyC 121:36) 
Una vez que uno se da cuenta de que los poderes del cielo se gobiernan por 
leyes, el desafío es llegar a conocer bien es as leyes y principios. Es muy difícil, si no 
imposible, ser obediente a las leyes y principios que se nos dan, a menos que 
sepamos cuáles son, y qué es lo que ne cesitamos hacer a fin de cumplir con los 
mismos. 
Cuando el lector termine de leer este li bro, tendrá una clara comprensión de la 
fe en general, pero aún más importante , tendrá un entendimiento claro de los 
procesos de fe que gobiernan los poderes celestiales. Sabrá específicamente cómo 
invocar esos poderes celestiales para que le ayuden a lograr sus deseos \
justos. 
Comprenderá el papel de los procesos del  pensamiento involucrados en el ejercicio 
de la fe y sabrá cómo enfrentar las prueba s de fe que puede esperar se le presenten 
cuando, de hecho, intente invocar los poderes del cielo. 
Desafortunadamente, muchos miembros de  la Iglesia se ven limitados en todos 
los aspectos de sus actividades en esta vi da mortal (llamamiento de la Iglesia, 
responsabilidades paternales y profesionales, vida social, estudios, etc) porque no 
saben cómo invocar los poderes celestiales a fin de usarlos para su propio beneficio. 
El propósito expreso de este libro es enseñar a los miembros de la\
 Iglesia cómo 
invocar los poderes del cielo. A fin de alcanzar los poderes celestiales\
, uno debe 
saber cómo poner la fe en práctica, porque los poderes del cielo se gobiernan 
mediante la fe. Mientras lea este libro, el lector se dará cuenta de que el pro\
ceso de 
practicar la fe significa mucho más de lo  que tenía entendido previamente. En este 
momento de su vida, su comprensión de la  fe se basa, muy probablemente, en esta 
muy conocida definición de la misma: 
Es, pues, la fe la certeza de lo que se es pera, la convicción de lo que no se ve. 
(Hebreos 11:1) 
 
Uno se ve extremadamente limitado en su habilidad para invocar los poderes 
celestiales a menos que entienda muy específicamente el proceso que se requiere 
para ejercer la fe. La habilidad de recitar una definición vaga de la fe no es 
suficiente. 
A fin de ejercer el tipo de fe que se re quiere para invocar los poderes del cielo 
hay que seguir un proceso muy específico. A  fin de dominar el ejercicio de la fe, se 
debe comprender primero su proceso a fond o, y luego se debe aprender a aplicar 
dicho proceso en la vida diaria. Este libro  le ayudará a entender el proceso requerido 
para invocar los poderes del cielo a fin de bendecir su vida. Cuando siga este proceso 
correctamente, será capaz de invocar los poderes celestiales para que le ayuden a 
cumplir sus deseos justos. 
Aunque la fe es un don de Dios, se obti ene solo mediante el ejercicio de la 
voluntad. Es esencial que usted comprend a que uno aumenta y perfecciona su fe
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poniendo su fuerza de voluntad. Este libro se propone ayudarle en su empeño por 
aumentar y perfeccionar su fe.
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1. NATURALEZA Y FUNCIÓN DE LA FE 
 
 
Generalmente, los miembros de la Iglesia no tienen dificultad para entender la 
mayoría de los aspectos de la fe, tales como  a fe en que Dios vive, en que Jesús es el 
Cristo, en la vida después de la muerte,  o en el plan de salvación. No obstante, 
muchas personas tienen problemas para ente nder el tipo específico de fe requerido 
para utilizar los poderes del cielo a fin de tener más éxito en cada faceta de su vida. 
Con respecto a la naturaleza de la fe , el Profeta José Smith enseñó que:  
1) "así como la fe es la causa motora de toda acción en los asuntos temporales, 
así también lo es en los asuntos espirituales ;" 2) "la fe no es solamente el principio 
de la acción sino también del poder," 3) La fe, entonces, es el primer gran principio 
que tiene poder, dominio, y autoridad sobre todas las cosas."  [3] 
Al pensarlo bien, es fácil ver que la fe es    
    
		
	
	
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