Filosofia Fundamental, Volumen III | Page 2

Jaime Balmes
las produzca? ?Por qu�� esa actividad interna, �� esa receptividad, no puede aplicarse �� las ideas? ?Por qu�� no se han de admitir en el alma otras facultades innatas? �� mas bien ?por qu�� se dice que no se las supone, cuando se comienza por suponerlas?
Condillac, tan enemigo de hip��tesis y sistemas, es eminentemente hipot��tico y sistem��tico. Concibe el or��gen y la naturaleza de las ideas �� su modo; y �� este modo de concebirlas quiere que todo se adapte. Para dar una idea de las opiniones de Condillac y combatirlas con buen resultado, al mismo tiempo que con cumplida lealtad, examinar�� brevemente los fundamentos de la obra en que mas se complace el autor, lisonje��ndose de haber dado �� su doctrina el mayor grado de claridad y certeza: el Tratado de las sensaciones.

CAP��TULO II.
LA ESTATUA DE CONDILLAC.
[5.] Supone Condillac una estatua �� la cual anima sucesivamente, concedi��ndole un sentido despues de otro; y comenzando por el olfato dice: ?Los conocimientos de nuestra estatua, limitada al sentido del olfato, no pueden extenderse sino �� los olores: no puede tener ideas de extension, ni de figura, ni de nada que est�� fuera de ella, ni otras sensaciones como el color, el sonido, el sabor.? (Cap. 1). Si �� la estatua no se le concede, como la hip��tesis lo exige, ninguna actividad, ninguna facultad, excepto la de sentir el olor, es cierto que no podr�� tener ninguna otra idea, ni sensacion; y aun se puede a?adir, que la sensacion del olor no ser�� para ella ninguna idea.
?Si le presentamos una rosa, contin��a Condillac, ser�� para nosotros una estatua que siente una rosa; mas para s�� misma, solo ser�� el mismo olor de la rosa. Ser�� pues olor de rosa, de clavel, de jazmin, de violeta, segun los objetos que obrar��n sobre su ��rgano; en una palabra; los olores con respecto �� ella, no son mas que sus modificaciones propias �� maneras de ser, y no podria creerse otra cosa, siendo estas las ��nicas sensaciones de que es susceptible.?
[6.] Si bien se observa, ya en los primeros pasos, se hace dar �� la estatua un gran salto. A vueltas de la aparente simplicidad del fen��meno sensible, se introduce ya uno de los actos que suponen el entendimiento muy desarrollado: la reflexion. Ya la estatua se cree algo, se cree olor; ya se le atribuye pues la conciencia del yo, comparativamente �� la impresion que recibe; ya se le hace emitir una especie de juicio, en que afirma la identidad del yo con la sensacion. Esto es imposible, si no hay mas que la sensacion enteramente sola. Entonces no hay ni puede haber nada mas que aquella impresion puramente pasiva. Es un fen��meno aislado, sobre el cual no hay reflexion de ninguna clase; la estatua no tiene otra conciencia de s�� misma que esta sensacion; pero esta conciencia no es digna de tal nombre en el ��rden reflexivo. La hip��tesis de Condillac, aplicada en todo rigor, no ofrece mas que un fen��meno que no puede conducir �� nada; desde el momento en que sale de la sensacion para desenvolverla, admite en el esp��ritu una actividad distinta y muy diferente de la sensacion, y arruina todo su sistema.
La estatua limitada �� la sensacion del olor, no se creer�� olor; esta creencia es un juicio, supone comparacion, y nada de esto se halla en el fen��meno sensible, considerado en toda su pureza, como lo exige la hip��tesis de Condillac. Este fil��sofo comienza sus investigaciones anal��ticas, introduciendo condiciones, que ��l mismo supone eliminadas: quiere explicarlo todo, con la sensacion sola; y desde sus primeros pasos, combina esta sensacion con operaciones de un ��rden diferente.
[7.] La capacidad de sentir aplicada �� la impresion recibida, la llama Condillac atencion. Si no hay mas que una sensacion, no habr�� mas que una atencion; pero si las sensaciones se suceden con variedad dejando rastro en la memoria de la estatua, cuando se presente una nueva sensacion, la atencion se dividir�� entre la actual y la pasada. La atencion dirigida simult��neamente �� dos sensaciones, es la comparacion. Con la comparacion se percibir��n las semejanzas �� diferencias; esta percepcion es el juicio. Todo esto se hace con sensaciones solas; luego la atencion, la memoria, la comparacion, el juicio, no son mas que la sensacion trasformada. En apariencia nada mas sencillo, mas claro, mas verdadero; en realidad nada mas confuso, mas falso.
[8.] Por el pronto, la definicion de la atencion es inexacta. La capacidad de sentir, por el mero hecho de estar en ejercicio, se halla aplicada �� la impresion: no se siente, cuando la facultad sensitiva no est�� en ejercicio; y no est�� en ejercicio, si no est�� aplicada �� la impresion. En este concepto, la atencion no seria mas que el acto de sentir: toda sensacion seria atencion; y toda atencion sensacion:
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