con él Roger algunos años, y ganó tan buena opinion en el 
ejercicio que profesaba, que la Religion le recibió por suyo, dándole el 
hábito de fray sargento, en aquel tiempo casi igual al de caballero. Con 
el Roger comenzó á ser conocido y temido en todo el mar de Levante, 
al tiempo que Prolemayde, dicha por otro nombre Acre, se rendió á las 
armas de Melech Taseraf Sultan de Egipto, Roger, como refiere
Pachimerio, era uno de los asistian en un Convento del Temple; y 
viendo que la ciudad no se podia defender, recogió muchos Cristianos 
en un navío, con la hacienda que pudieron escapar de la crueldad y 
furia de los Bárbaros. 
No le faltaron á Roger enemigos de su misma Religion, que envidiosos 
de sus buenos sucesos, le descompusieron con su Maestre, haciéndole 
cargo que se habia aprovechado por caminos no debidos á su profesion, 
y defraudado los derechos comunes, y alzádose con todos los despojos 
de sacó de Acre; que como ya esta célebre y famosa Religion se hallaba 
en su última vejez, y cerca de su fin, sus partes se habian enflaquecido 
con los vicios de la mucha edad y tiempo. La envidia, la avaricia, y 
ambicion habian ocupado sus ánimos en lugar del antiguo valor, y de la 
mucha conformidad, y piedad Cristian, que los hizo tan estimados y 
venerados en todas las Provincias. 
Quiso el Maestre con esta primera acusacion prenderle, pero Roger 
tuvo alguna noticia de estos intentos, y conociendo la codicia de su 
cabeza, y ruindad de sus hermanos, no le pareció aguardar en Marsella, 
donde á la sazon se hallaba, sino retirarse á lugar más seguro, y dar 
tiempo á que la falsa y siniestra acusacion se desvaneciese. Retiroso á 
Génova, donde ayudado de sus amigos, y particularmente de Ticin de 
Oria, armó una galera, y con ella fué á Nápoles, y ofreciese al servicio 
de Roberto Duque de Calabria, á tiempo que se prevenia y armaba para 
la guerra contra Don Fadrique. Hizo Roberto poco caso de su 
ofrecimiento, y del ánimo con que se le ofrecía, juzgándole por tan 
corto como el socorro. Obligó á Roger este desprecio á que se fuese á 
servir á Don Fadrique su enemigo, de quien fué admitido con muchas 
muestras de amor y agradecimiento: efectos no solo de su ánimo 
generoso, y condicion apacible para con los soldados, pero de la fuerza 
de la necesidad de la guerra; porque no fuere cordura desechar al que 
voluntariamente ofrece su servicio en tiempos tan apretados, como en 
los que corren riesgo la vida y libertad, y cuando se apartan los 
mayores amigos, y obligados. El que llega á ser amigo en los peligros y 
cuando el Príncipe es acometido de armas mas poderosas, sin 
obligacion de naturaleza y fidelidad de súbdito, debe ser admitido y 
honrado, aunque le traiga su propio interés, ó algun desprecio, ó
agravio del contrario, que cuanto más ofendido, más util y seguro será 
su servicio. 
Fuese luego encendiendo la guerra entre Roberto y Fadrique, y Roger 
acreditose en ella con importantes servicios, socorriendo diversas veces 
plazas apretadas del enemigo, y con la pequeña armada, que llevaba á 
su cargo, impidiendo la libre navegacion de los mares y costas de 
Nápoles, con que llegó á ser Vicealmirante, y en menos de tres años 
hizo cosas tan señaladas, que fué una de las mas principales causas de 
conservar á su Príncipe en Sicilia, alcanzando juntamente para sí 
nombre inmortal, y riquezas mas que de vasallo. En este estado se 
hallaba Roger cuando le tomaron los Catalanes y Aragoneses por 
General en la empresa que intentaban. 
 
CAPITULO IV. 
Determinan los capitales su jornada, y suplican al Rey les favorezca. 
Los Capitanes trataron con el nuevo General cual sería la más 
conveniente y provechosa empresa, y resolvieron de comun parecer de 
ofrecerse al Emperador de los Griegos Andronico Paleólogo casi 
oprimido de las armas de los turcos; porque á mas de que Andronico se 
tenía por cierto que buscaba socorros de naciones extranjeras, dudoso 
de la fidelidad de los suyos, era Príncipe que tenía poca 
correspondencia con el Papa, á quien Roger temia por haber maltratado 
en tiempo de guerra las Provincias de la Iglesia, y siempre vivía con 
recelos de que el Papa pidiese á Don Fadrique su persona como de 
Religioso Templario, para vengarse de él entregándole á su Maestre y 
Religion. Y aunque no se podia esperar de la grandeza de Don Fadrique 
hecho tan feo, pero como los Reyes alguna veces no miden sus 
intereses con lo que deben á su estimacion y fama, olvidan con 
facilidad los servicios por otras mayores conveniencias. Y pudiera ser 
que rehusando Don Fadrique el entregar á Roger, fuera ocasion de 
rompimiento y guerra; y así no quiso Roger poner á Don Fadrique en    
    
		
	
	
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