Diario de un reconocimiento de la guardia y fortines | Page 2

Felix de Azara
la
necesidad de fomentarla. Su opinion era que se preferieran las colónias
militares, á que debian servir de plantel los cuerpos de blandengues.
En la enumeracion de los abusos que prevalecian entonces, cita como
un hecho muy obvio la enagenacion que hacia el Estado de 30 á 40
leguas cuadradas por ochenta pesos:[3] y Viana agrega, en un papel
que por su analogia hemos agregado al diario de Azara, que solo á la
familia de los Ezeisa se les agració con noventa y seis leguas de
superficie![4]
Entretanto ninguno de estos feudatarios hacia el menor esfuerzo para
poner la provincia al abrigo de las incursiones de los salvages, á las que
mas bien favorecian estas grandes extensiones de terreno, que se
quedaban baldias por la incuria de sus poseedores. El desprecio con que
se miraban antes las propiedades rurales, y el empeño que se tuvo
despues en monopolizarlas, contribuyeron igualmente á mantener la
provincia en el mayor abatimiento.
Hasta el año de 1740, no solo la campaña, sino la misma ciudad de
Buenos Aires estuvo á merced de los indios. Los Gobernadores Ortiz
de Rosas, y Andonaegui fueron los primeros que se ocuparon en
contenerlos: pero tan menguados eran sus medios de defensa, que
continuaron las invasiones en todo el siglo pasado, hasta que se adoptó

el arbitrio de entenderse con los caciques, á quienes los Vireyes
recibian con agasajo, y con su trage de etiqueta.
Tal era el estado de nuestras relaciones con los bárbaros, cuando se
llamo a Azara; y no es estrano que su plan se resienta de la debilidad en
que se hallaba constituido el poder que lo empleaba.
Algunos trozos de este diario aparecieron en 1822 con el título de
"Noticias relativas á la parte hidraúlica," en los números 3 y 5 del
Registro Estadístico que se empezó á publicar en Buenos Aires;
haciendo alteraciones y supresiones en el texto, y hasta silenciando el
nombre del autor. Con igual libertad se usó del informe de Azara, de
donde se sacaron párrafos enteros para redactar otro artículo,[5] que se
insertó en el número 2 de la Abeja Argentina...! Hubieramos
prescindido de apuntar estos hechos si no hubiesemos tenido que
justificar el epígrafe de primera edición, con que encabezamos este
documento.
Buenos-Aires, Octubre de 1837.
PEDRO DE ANGELIS.
[Footnote 1: Pág. 37 del Diario.]
[Footnote 2: Ibid.]
[Footnote 3: Pág. 41.]
[Footnote 4: Pág. 45.]
[Footnote 5: História de nuestra frontera interior.]

RECONOCIMIENTO DE LA FRONTERA.
Oficio del Señor D. Pedro Melo de Portugal, Virey de Buenos Aires.
SEÑOR:--

En el expediente formado sobre la meditada formacion de poblaciones
en esta frontera, y adelantamiento de fuertes que convenga con este
motivo, he resuelto por decreto de 20 del corriente lo siguiente:--
Reflexionando maduramente cuanto me expresan los diputados
hacendados de esta banda del Rio de la Plata, con lo informado por el
Ilustre Cabildo de esta capital, á quien tuve por conveniente oir en la
materia, ademas de varias noticias adquiridas de algunos cortos
expedientes que existian en mi secretaria, y he traido á la vista,
resultando de todos las continuas instancias de los vecinos, Cabildos,
Gefes militares y practicos de la frontera, para sugetar las repetidas
hostilidades de los indios bárbaros de ellas, a quienes no ha bastado á
contener el buen trato, agasajo, ni las fuerzas puestas en los parages que
por entonces se tuvieron por mas convenientes, en cuyo particular
trabajaron con tanto esmero mis antecesores: conviniendo tambien
todos unánimente en el beneficio que resultaria de formarse
poblaciones, que al mismo tiempo de sujetar con mas seguridad á estos
indios, proporcionaban riquezas incalculables al Estado y real hacienda,
lográndose principalmente por este medio la conversion de muchos
indios; teniéndolas aprobadas S. M. en 10 de Julio de 1753, 9 de
Febrero de 1774, 17 de Marzo de 1777 y 28 do Febrero de 1778,
franqueando con generosa y liberal mano sus caudales para tan
importante y util establecimiento, sin que haya permitido su egecucion
sólida y permanente la escasez de fondos, y otras infinitas atenciones
del real servicio, de que, algo desembarazado en el dia el ramo de
guerra, proporciona se verifiquen tan ventajosas ideas, como con juicio,
prudencia é ilustracion propone el Cabíldo y su Síndico: deseando que
la religion, el estado, esta provincia y el comercio no carescan de los
saludables y benéficos efectos, indicados generalmente por todos los
prácticos é inteligentes; uniendo al mismo tiempo la seguridad en lo
sucesivo, y el acierto en la eleccion de parages mas proporcionados á
todos los respectos que demanda un establecimiento de esta
consideracion, en que se deben combinar muchas atenciones, que,
aunque diversas, conspiran á un fin: procédase á hacer un prolijo
reconocimiento de toda la frontera y sitios mas adecuados, á fundar las
poblaciones segun lo mandado por S. M., á cuyo fin
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