segundo, 10; y del segundo al 
Fuerte del Carmen, 6." 
En otro documento contemporaneo, que existe inédito en poder 
nuestro[3], hallamos los siguientes detalles sobre el Colorado: es el 
Superintendente Viedma el que habla-- 
DIA 17 DE JULIO DE 1781.--"A las 8 de la mañana emprendí mi 
marcha al reconocimiento acordado con el indio lenguaraz Matias. 
Fueron conmigo el ingeniero extraordinario D. José Perez Brito, D. 
Pedro Fermin Indart, el P. Sanchez, con tres dragones, incluso el cabo 
Bores, y tres soldados de infanteria. Matias venia de vaqueano, y por 
habernos dicho que el rio estaba muy lejos, llevamos para cada uno dos
caballos de muda. 
"Nuestra marcha fué en todo el camino á galope. A las 11-1/2 del dia 
llegamos al parage donde se aparta el camino que sale para el Sauce: 
habrá de distancia de la isla[4] este sitio, unas once leguas, poco mas ó 
menos. Todo el terreno es fertilísimo, muy abundante de pastos, 
particularmente de trebol, que se cria tan lozano, que en partes tiene 
mas de media vara de alto. La leña es escasa, aunque en dicho sitio hay 
una loma con algunos chañares, que es endonde Matias dice que puede 
hacerse el fuerte: en lo interior del terreno se advierte tal cual islote de 
ellos. 
"El rio tiene poca arboleda de sauces, y de ínfima calidad, inutil 
enteramente para edificios, y solamente buena para quemar: con estos, 
y los chañares se puede por algunos años abastecer de leña á una 
poblacion. Estos árboles cubren por trechos las márgenes del rio; 
espesos en unos, claros en otros, y á veces ninguno, de modo que 
suelen pasarse cuatro ó seis cuadras, y hasta media legua sin encontrar 
un sauce. 
"El camino que sale desde las orillas del Colorado con direccion al 
Sauce, sigue hasta Buenos Aires, segun me informó Matias, y á las 
ocho leguas está el manantial, ó pozo que cita el peon Juan José 
Gonzalez en su relacion: de este parage á las Salinas, de que se hace 
mencion en mis instrucciones, habrá como un dia de camino: dichas 
Salinas, dice el mismo indio y otros que he examinado, son 
abundantísimas, y de sal excelente. 
"Todo el terreno que se descubre desde la citada loma, es arenoso y 
estéril, tanto por el norte como por el este; y el indio Matias me aseguró 
que cuanto mas arriba, tanto mas desnudo era el terreno, habiendo solo 
alguna arboleda mas en las orillas del rio. 
"Que en lo interior no hay indios, pues á excepción de los que estan en 
las sierras del Casuhatí[5], Tandil, Vulcan, en Salinas, y los que 
pertenecen á las tolderias de Calpilquís[6], y Guchuláp[7]; todos los 
demas tienen su domicilio permanente en las inmediaciones del Rio 
Negro, de donde salen como enjambres para abastecerse de yeguas y 
caballos. Son varias tribus, á saber: los Chulilaquihets[8], los del 
cacique Quiliner, y otras, cuyos nombres no he podido entender. Me 
hablaron tambien de un cacique poderoso llamado _Sanquel_[9], que se 
aguardaba dentro de pocas lunas en los toldos del cacique Negro.
"Cuando estas indiadas se ponen en camino para las fronteras de 
Buenos Aires, tienen que pasar precisamente por un parage del Rio 
Negro, al que llaman _Chuelechet_, pues ningun otro es transitable. 
Desde este sitio salen dos caminos, el uno para el Colorado, el otro para 
las Salinas, que quedan á dos dias de marcha, y en donde hay agua en 
abundancia. Desde este punto sigue el camino por el Sauce y las sierras, 
y algunos trozos de indios lo transitan sin pararse en el Colorado. 
"Que el Cacique Negro, despues de haberse casado con una Araucana, 
y de haber muerto á algunos indios emparentados con los del cacique 
Usel[10], se ha separado de él, y se ha establecido cerca de las tolderias 
de Chulilaquin. 
"Para reconocer la otra banda del Colorado intenté vadearle, á cuyo 
objeto le hice tantear por un indiecito que se hallaba á cerca de media 
legua, pastoreando unos caballos de las tolderias de Usel. Pero, viendo 
que poco le faltaba para nadar con su caballo, no me determiné á 
pasarle, considerando que no era precisa esta diligencia, pues se veia 
que aquellos terrenos eran iguales á estos: y el cabo Bores me dijo, que 
los habia transitado cuando vino con su partida al alcance de los 
desertores, y que le parecieron mas fértiles. 
"Por aquel lado hay dos pequeñas salinas: vimos á una de ellas; á la 
otra no, por estar mas distante; y segun me informó el indio Matias, 
tienen sal solo en el verano. La fertilidad de estos terrenos, por lo que 
he andado, se extiende á cerca de cuatro leguas de ancho en ambos 
márgenes, las que unidas suman ocho, y creo que es el efecto de las 
inundaciones del rio en tiempo de las grandes    
    
		
	
	
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